Hay ciertas cosas que hago para mantener mi mente tranquila que me ayudan a concentrarme y recordar que el sol que pasa sobre nosotros cada día es un regalo. Pequeños rituales personales tan simples como encender una vela mientras trabajo, el ver la flama hacerme pequeños guiños de vez en vez me hace sentir acompañada en este quehacer tan solitario.
La luna me afecta muchísimo. La última vez que hubo luna llena bordaba flores en un acto de bienvenida primaveral, como si recogiera ramilletes y jugara a ponérmelos en el cabello, como lo hacía de niña y se los obsequiaba a mi madre. Jugaba a tener un lugarcito de tierra donde plantar cosas y verlas crecer, así bordaba yo hace unas semanas.
Hace un par de días un chico criticaba mi plana y corta visión en cuanto a la ópera, juzgaba mi obra y quehacer artístico a partir si me gustaba o no Turandot. Yo le contesté que mi gusto por la música y por el mundo en general no viene de "la puesta en escena apropiadamente innovadora para la sociedad actual" le decía que, en este caso en particular, mi gusto por Turandot no viene de la clásica aria Nessun Dorma o de si la trama de la obra es antifeminista. Mi gusto por la obra viene de que con ella mi padre me introdujo el gusto a la ópera y que a pesar de su bien sabida mala voz (la de mi padre) la canta con toda el alma que sus pulmones le permiten, para mí Nessun Dorma y Non Piangere son mi padre; eso, para mí, ya es un espacio sagrado.
Todas las cosas que atesoro tienen su origen en la magia de los espacios sagrados en mi vida, que como soy la mujer con más suerte en el mundo, no son pocos.
Hoy no me encuentro tranquila, si no perturbada y sensible, es de esos días que he decidido huir del mundo y encerrarme en mi habitación bien cerquita de la ventana a ver como pasa todo. Me siento inquieta, pierdo las riendas y me agobio. Me pongo a bordar flores pero esta vez de un modo perturbado y ansioso, como si quisiera enlazar algún tipo de comunicación con el exterior a través de estos ramilletes inquietos y así tranquilizarme. Ya no es el juego inocente si no la loca Ofelia perturbada de desamor que se pone a regalar flores...
"There’s rosemary, that’s for remembrance. Pray you, love, remember. And there is pansies, that’s for thoughts."
En nada siento que terminaré ahogada entre nenúfares bordados.
De las mejores cosas de tener una ventana bien alta es que se ve antes el cielo, y ahí estaba, la luna llena, burlándose de que hace conmigo lo que quiere. Me acuerdo que no he encendido ninguna vela desde hace días y no solo eso, que olvidé que ahora me gusta la Rondine de Puccini. Encendí una velita rosa que me encontré en un cajón, me puse los audífonos, me puse a escribir estas palabras para dejarles aquí con aquel par de sesiones botánicas tan lejanas una de otra. Mañana, seguro, amaneceré mejor.